Artículo de Higinio Trujillo, educador y psicoterapeuta.
La adolescencia es una etapa que abarca desde los 11 hasta los 19 años de edad, una etapa de transición que implica cambios físicos, emocionales y relacionales y que supone un verdadero reto tanto para el/la propio/a adolescente como para su familia. Durante este período, el/la adolescente transita un proceso intrapersonal e interpersonal en el que explora y cuestiona su identidad, desarrolla un sentido de intimidad más profundo, se diferencia de los grupos que le han acompañado durante su infancia, y enfrenta nuevas tensiones y responsabilidades. En este contexto, la terapia familiar es una herramienta muy útil para favorecer los procesos de autonomía, fortalecer los vínculos familiares, mejorar la comprensión mutua y promover el bienestar general tanto del o la adolescente como de su familia.
Durante la adolescencia coexisten aspectos infantiles y adultos en desarrollo, es decir, hay una tensión constante entre las fuerzas que impulsan hacia la vida adulta y las fuerzas que remiten a la infancia. Si esta tensión no consigue atenderse y resolverse, puede generar bloqueos en el desarrollo del adolescente y disfunciones en sus relaciones más próximas, especialmente en las relaciones con su familia. En este contexto, la relación entre padres/madres e hijos/as es, sin duda, uno de los desafíos más complejos de esta etapa. Los/as adultos/as se enfrentan al reto de conseguir un equilibrio entre la autonomía que sus hijos/as necesitan, los límites, y la confianza mutua que permita una comunicación fluida y afectiva entre ellos/as. Los/as adolescentes, por su parte, requieren de adultos/as que sean capaces de mantener una confrontación saludable, que los acompañen en sus procesos de autonomía, adultos/as estables que sepan reconocer que no lo saben todo, que sean capaces de dialogar y aceptar la discrepancia, y lo que es más importante, adultos/as que muestren un interés genuino por sus vidas. Trabajando juntos en un entorno terapéutico, padres, madres e hijos/as adolescentes pueden enfrentar los desafíos que implica esta etapa vital con mayor confianza y resiliencia, sentando las bases para una relación familiar sólida y funcional.
¿Cuáles son las preocupaciones de los padres y madres?
Uno de los temas que muy habitualmente nos encontramos en el espacio de terapia tiene que ver con la preocupación de los padres y madres ante las conductas de riesgo que muestran sus hijos/as adolescentes. Algunas de estas conductas están relacionadas con la transgresión de las normas familiares o los límites legales, el consumo de sustancias, la adicción al teléfono móvil, la videoconsola o las redes sociales, las dificultades para manejar la frustración, los comportamientos antisociales, o las conductas de riesgo asociadas a psicopatologías. En relación con este tema, es significativo destacar que la presencia de síntomas depresivos en los/as adolescentes tiene un papel crucial, ya que está estrechamente vinculada a muchos casos de violencia autoinfligida o de suicidio.
¿Cuáles son las preocupaciones de los y las adolescentes?
También, otros temas que preocupan a los/as adolescentes y que acostumbran a salir durante las sesiones de terapia tienen que ver con la autoestima y la imagen corporal, la relación con sus iguales, las relaciones de pareja, la identidad y la orientación sexual, la presión familiar, los síntomas ansiosos, el impacto emocional y relacional de la situación de pandemia, las expectativas sobre el futuro, etc.
¿Qué podemos ofrecerte?
Desde Psicoterapia & Trauma Institute ofrecemos a los adolescentes y a sus familias un espacio para expresar sus preocupaciones, para aprender nuevas habilidades y estilos de comunicación más funcionales, y para construir una base sólida de apoyo emocional. Los/as terapeutas familiares de nuestro equipo, con su formación especializada, pueden orientar a las familias a través de los desafíos propios de esta etapa de la vida, ayudándolas a encontrar soluciones constructivas y fomentando un ambiente familiar saludable y enriquecedor.