La falta de nutrientes esenciales por culpa de una alimentación inadecuada, el estrés mantenido en el tiempo o el sedentarismo, son algunos de los factores que se encuentran en la raíz de las enfermedades crónicas. Identificar estos factores y corregirlos para recuperar el funcionamiento óptimo del organismo es el objetivo de la Medicina Nutricional y Funcional.
El equilibrio nutricional
La nutrición es la acción de nutrirse de alimentos y líquidos necesarios para el funcionamiento, crecimiento y mantenimiento del organismo. Es el punto de partida para que todos los procesos de nuestro cuerpo se mantengan en un estado óptimo y equilibrado. Sin embargo, no es fácil lograr un equilibrio: nuestro estilo de vida muchas veces nos puede llevar a una incorrecta alimentación y a malos hábitos que, tarde o temprano, repercute negativamente en nuestra salud. En efecto, muchas de las enfermedades más comunes actualmente (enfermedades cardíacas, trastornos del sueño, diabetes, problemas gástricos, etc.) están relacionadas con cómo vivimos y cómo nos alimentamos.
En este sentido, cuando hay una alteración o enfermedad, el tratamiento para su cuidado debe ser integral, y uno de los factores de ayuda es la terapia nutricional, que es lo que ofrece la Medicina Nutricional y funcional.
La Medicina Nutricional y Funcional
Adquiriremos conocimientos, hábitos y una mayor conciencia de cómo cuidarnos.
La Medicina Nutricional y Funcional crea un mapa de ruta para evaluar las afecciones del o la paciente y recuperar su equilibrio orgánico para mejorar su salud y bienestar. Una de sus características es que se contempla a la persona en su totalidad, tanto en cuanto a su alimentación como en el cuidado que se tiene de sí mismo (anímicamente, física, espiritual, social, etc.).
El tratamiento comienza evaluando el historial del paciente y el punto en el que se encuentra de salud actual. Se evalúan los factores bioquímicos, físicos, psíquicos y medioambientales para establecer un plan personalizado de mejora a largo plazo. El enfoque de esta terapia es, pues, personalizado. Su objetivo es trabajar de manera activa para encontrar los factores que aminoran la salud y, una vez localizados y tratados, establecer un plan de acción preventivo y predictivo. Además, se trata de una terapia participativa. Esto significa que la médica y el paciente trabajan juntos y hay una parte de escucha activa para así compenetrarse en todo el proceso para conseguir los objetivos de mejora en salud, rendimiento y bienestar.