La ansiedad es una respuesta de nuestro organismo caracterizada por una actividad fisiológica muy elevada, que nos hace tener una vivencia de estar en alerta constante. Entre las reacciones fisiológicas que la acompañan está una elevada frecuencia cardíaca (taquicardia), respiración acelerada, sensación de mareo u ahogo, descontrol y otras sensaciones o dificultades que pueden llevar a la vivencia de parálisis cuando se hace extrema (ataques de pánico).
La ansiedad tiene un correlato directo en la actividad cerebral, dejando a nuestro cerebro en un estado de sobre excitación. Esto se traduce en que la persona suele tener un alto nivel de angustia, con dificultades para recuperar su ritmo y sentirse segura en la vida diaria.
Aproximadamente el 30% de la población española sufre de algún tipo de trastorno de ansiedad. La ansiedad comparte características con el miedo, puesto que el miedo es una respuesta emocional a una amenaza real o imaginaria. Sin embargo, la ansiedad se caracteriza por ser una repuesta anticipatoria a una amenaza futura.
Las crisis o ataques de pánico pueden aparecer en los trastornos de ansiedad. Estos son persistentes en el tiempo y excesivos al contrario del estrés que puede tener una determinada duración. Muchos de los trastornos de ansiedad se desarrollan en la infancia y tienden a persistir si no se trabajan terapéuticamente.
